Global Courant
Patricia, Katerine, Adriana, Eva y Yessica se funden en un abrazo de dolor y angustia con Catalina, su mamá. Lloran en silencio pero sin soltar esa cadena de brazos que las mantiene de pie en el living de la casa del Barrio 20 de Villa Lugano. “Mi chiquito, no puede ser, no se merecía esto, mi chiquito que nos cuidaba… Sólo pensaba en trabajar y ayudarnos”, apenas se entienden las palabras de Catalina que todavía no tiene explicaciones por la muerte de su hijo Román Ramírez Zárate (17), encontrado el domingo flotando en el Riachuelo, a la altura de Puente La Noria.
Román, que trabajaba de albañil de lunes a sábado, se encontraba desaparecido desde la madrugada del domingo 3 de septiembre, cuando fue a bailar al boliche Salón Líder, de Villa Celina, en La Matanza. La familia cuenta que había concurrido al lugar con Arnaldo, un compañero de trabajo pero salió solo, según Clarín pudo advertir en las cámaras de seguridad del local, cerca de las cinco de la mañana.
“Ese conocido con el que fue a mí no me gustó, me trajo mala espina, reaccionó de manera rara cuando le hicimos algunas preguntas y estuvo muy esquivo”, apunta Yessica, hermana de Román. “Hubo algunas contradicciones de este muchacho que seguramente tendrá que aclarar con la Justicia”, deslizó Manuel Rojas, abogado de la familia de la Román.
Las autoridades de Salón Líder facilitaron sus cámaras y tanto la Policía como la familia pudo hacer un seguimiento. “A Román se lo veía bien a las 4.52, cuando dejó el lugar y también cuando subió al colectivo 80 de regreso a casa. Vimos que bajó en la esquina de Cosquín y Roca y lo llamativo es que en lugar de rumbear para Escalada, hacia nuestra casa, se fue para el lado opuesto, para General Paz”, comparte la hermana.
Yessica (18) es una de las cinco hermanas de Román y la que parece más entera para conversar con este diario. “Vivimos todos juntos, yo conozco a mi hermano, no andaba en ninguna, un pibe buenazo, que nos cuidaba a todas las mujeres de su familia y sólo pensaba en laburar para tener su plata y ayudar de ser necesario”, hace saber la joven que no se imagina qué pudo haber pasado. “¿Cómo puede ser que termine en el Riachuelo de esa forma? No puede ser, de Román era la última persona que podía temer por algo así”.
Dice Yesica que Román “era muy querido acá en Lugano, lo bancaban todos, incluso los chorritos del barrio, con los que hablamos el lunes y hasta lo protegían. Él estaba bien, contento, porque había comprado unos parlantes muy fashion para escuchar al Duki y a la Joaqui a pleno volumen y después no mucho más. Andaba medio de novio con una chica de la zona, él estaba más enganchado que ella y nada lo tenía intranquilo o con miedo”.
Román siempre estaba dispuesto a estar con su mamá y sus hermanas, aquí con Yessica.
Comentan sus hermanas entre susurros y con una leve sonrisa recordando a Román, que siempre repetía: ‘El que tenga miedo de morir, que no nazca’. Era su frase preferida que siempre la metía en cualquier conversación”, dice Yessica no queriendo aceptar la realidad. “Ese sábado que se fue a bolichear, yo pensaba juntarme con él, tomar un vino y hablar un poco porque desde el 16 de agosto, cuando cumplió 17, que no nos juntábamos. Todo ese día pensé ‘lo tengo que llamar, le tengo que escribir y me colgué, no sé por qué no lo hice”, se lamenta.
Abogado y amigo de la familia, Rojas le contó a Clarín que “la denuncia se había realizado en la Comisaría de la Comuna 8 de la Policía de la Ciudad, el martes de la semana pasada, pero como el cuerpo fue encontrado el domingo pasadas las 22, a la altura del viejo Puente La Noria, que está en provincia de Buenos Aires, cambió la fiscalía.
Lo que había investigado la Fiscalía N° 57 a cargo de Anselmo Castelli ahora pasó a la UFI N° 6 de Lomas de Zamora, de Viviana Simón, con lo cual el expediente tuvo este percance y demora burocrática. Hoy estamos a la espera de que la fiscalía provincial ordene la realización de la autopsia, que podría llegar a ser el jueves o el viernes”.
Según pudo averiguar Clarín, con el área de División de Infancia y Adolescencia de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires “el cuerpo de Ramírez Zárate, que se encontraba hinchado por haber estado sumergido boca abajo varios días, no presentaba signos de violencia”, de acuerdo a lo constatado por el médico legista una vez que el cuerpo fue recuperado por los bomberos.
Román Ramirez (17), “el mimado y el único hombre” de la familia. “Un pibe re cuida, que siempre estaba atento a nosotros”, dicen sus hermanas.
Por lo hinchado que estaba el cuerpo después de estar en el agua durante varios días, la identidad recién se pudo determinar el lunes, gracias a lo que el chico llevaba en el bolsillo del jean: un juego de llaves con una cadenita y un celular. “Cuando la madre apenas lo vio en la Morgue de Temperley, no dudó un segundo”, cuenta el abogado.
“Será fundamental conocer las últimas llamadas o mensajes en el teléfono de Román, pero el peritaje llevará bastante tiempo. Lo primero que nos acercará a entender qué pudo haber ocurrido será la autopsia, la familia necesita saber qué fue lo que sucedió”, expresa el letrado, que en la medianoche del domingo, junto a personal policial, fue quien tuvo que darle la noticia a la mamá y las hermanas de Román. “Son de esos momentos que nunca quisieras vivir, pero me demoré un poco para estar con el personal psicológico de la policía”.
“Estar entre nosotras, siempre con Román, era el mejor plan”, dice su hermana Yessica.
En las cámaras de seguridad tanto del boliche en Villa Celina, como cuando baja del colectivo en Lugano, se lo ve solo, caminando sin sobresaltos. En cambio, hay una imagen en la que se lo ve corriendo en una avenida, con autos que pasaban cerca suyo. “Es rarísimo eso, pero llovía y quizás estaba buscando refugio o se asustó por algo”, intenta comprender Rojas, el abogado. Con los primeros indicios de que el cuerpo de Román no tenía signos de violencia, a la familia la atormenta no saber qué fue lo que pasó.