la historia de los dos soldados salteños que murieron en San Martín de los Andes

Robert Collins

Global Courant

En el barrio Justo Juez, de Salvador Mazza, un pueblo salteño de 40 mil habitantes vecino a uno de los cruces fronterizos con Bolivia, se mantiene una tradición: los muertos se velan en sus casas.

El cabo Cristian González (29) se crió en el pueblo. Sus familiares y vecinos se acercarán a su casa de crianza para la tarde del sábado. Estiman que el cuerpo de González, una de las cuatro víctimas de la tragedia del Ejército en San Martín de los Andes, llegaría cerca de las 18 a la casa de la familia.

“El mismo día de la tragedia (el jueves 21) su familia organizó una misa en la casa. Armaron una especie de altar y colocaron el cuadro con la foto de Cristian recién egresado, en 2014”, cuenta desde el lugar el periodista local Raúl Costes, allegado a los González.

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Salvador Mazza y Tartagal están separadas por 53 kilómetros. Las une la Ruta 34. Tartagal tiene 71 mil habitantes y la misma costumbre de velatorios caseros. Allí despedirán a Juan Martín Román (23), otra víctima del siniestro, que también arrojó 18 heridos, de los cuales cinco permanecían en terapia intensiva hasta el sábado a la tarde.

Román terminó sus estudios secundarios en Tartagal, trabajó un tiempo como remisero (su papá se dedica a lo mismo) e ingresó como voluntario al Ejército. Pasó dos años en esa condición. Luego se trasladó a Buenos Aires para estudiar en la Escuela Sargento Cabral, donde se recibió de cabo, a comienzos de año. Estuvo en Tartagal hasta que le salió como destino San Martín de los Andes.

Juan Martín Román (21). Trabajó como remisero antes de sumarse al Ejército. Se crió en Tartagal, Salta.

El camión, un Mercedes Benz 1518 tipo jaula, trasladaba 22 soldados del Escuadrón Montado B del Regimiento de Caballería de Exploración de Montaña 4 y volvía de realizar ejercicios militares hacia el Regimiento Coraceros General Lavalle. El siniestro ocurrió en el kilómetro 9 de la la ruta provincial 62, a la altura del lago Lolog. Faltaban los últimos 1.500 metros para que llegaran, cuando el camión cayó a un precipicio de unos quince metros, en la primera curva caracol de las tres que hay en la zona.

El Ministerio Público Fiscal de Neuquén (MPFN) inició una investigación para determinar las causas del siniestro. La principal hipótesis apunta a una falla mecánica. En particular, a los frenos.

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Destruido. Así quedó el camión del Ejército desbarrancado cerca de San Martín de los Andes.

Los González, la familia de Salvador Mazza, viven del lavadero de autos que instalaron en la ciudad. Cristian tenía tres hermanos. Uno de ellos, César, siguió sus pasos y se sumó al Ejército. “Te imaginarás que Cristian era el orgullo de la familia, por ser el primero en pertenecer a la fuerza que aman”, cuenta Raúl Costes.

Cristian se había enamorado de una mujer neuquina, con la que convivía en San Martín de los Andes. Con ella había tenido un hijo de 6 años.

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Cristian González (29) era de Salvador Mazza, Salta. Vivía en San Martín de los Andes junto a su mujer y su hijo de 6 años.

“Muchos vecinos se inscriben en las fuerzas. La vocación es total. Por eso es común que la delegación local de la Escuela Naval visite secundarias. Los chicos se entusiasman cuando les cuentan el rol de la fuerza, y algunos se quieren sumar cuando terminan la secundaria”, agrega el periodista, que lleva 22 años en Salvador Mazza.

Los otros dos soldados que murieron

Las otros dos víctimas eran “locales” y soldados voluntarios: Oscar Morales (21) y Guadalupe Canuillan (22) se criaron en San Martín de los Andes. Clarín contó la historia de Canuillan: siempre quiso entrar al Ejército y soñaba con ser auxiliar de veterinaría.

Guadalupe Canuillan, la soldado que murió en el camión desbarrancado.

Sobre “Fideo” Morales, su mejor amigo le dijo al diario Río Negro: “Mi amigo era un chico con muchos sueños, siempre lo veías riendo a pesar de cualquier circunstancia. Fuimos a la secundaria juntos, luego intentamos ingresar al regimiento pero no pude hacerlo en la misma camada de él. Yo me desanimé porque quería entrar con él, pero siempre me apoyó y me convenció de que lo volviera intentar, que no me deje estar que lo intente una y otra vez hasta que lo logré”.

El amigo en cuestión se llama Santiago Sepúlveda. Una de las tantas cosas que recordó fue el último encuentro con Oscar. Fue 48 horas antes de la tragedia. “Me contó que estaba cansado y que pensaba en dejar el Ejército. Es lo que más lamento”, dijo, sobre las contradicciones del destino.

Nueve de los heridos fueron trasladados al Hospital Ramón Carrillo, de San Martín de los Andes, mientras que a los restantes los ubicaron en la Clínica Chapelco, de la misma localidad. En este último centro de salud, dos de los sobrevivientes se encuentran en la Unidad de Terapia Intensiva. Uno de ellos está con pronóstico reservado.

También hay un paciente en la UTI del hospital Castro Rendón de Neuquén Capital. La mayoría de los pacientes del Ramón Carrillo se recuperan en sala general, mientras uno está en terapia. En las primeras horas de la mañana existió el rumor sobre el fallecimiento de uno de ellos, pero fue desmentido por los profesionales. La única noticia fue positiva, y se trató del traslado de tres soldados de Terapia intensiva a la sala general.

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